Desarrollo del Potro

El proceso de desarrollo como tal consiste en el proceso de multiplicación celular que hace posible que los órganos y sistemas alcancen un tamaño y capacidades funcionales típicas de un caballo adulto.

El sistema esquelético es el encargado de dar soporte a todos los otros sistemas y órganos.  Los huesos están formados por un entramado cartilaginoso proteico en donde se va depositando el calcio en núcleos de osificación.

Por eso  es muy importante que los potros estén en el campo lo máximo posible, que hagan ejercicio y desarrollen sus músculos, así como para equilibrar la presión del peso en sus huesos  porque la presión ejercida sobre el cartílago de crecimiento influye en la rapidez de crecimiento óseo y si la presión no es igual no crecen parejos sus huesos y se deposita más calcio donde hay mas presión.

Un exceso de presión también puede deformar los huesos de nuestro recién nacido potro. Por eso se deben revisar constantemente las extremidades y el casco.  Si los cascos están separados se está ejerciendo un exceso de presión sobre la pared externa.  Se puede ir corrigiendo esto también con el herraje de corrección.

Cuando los potros nacen no están del todo proporcionados y son más altos que largos hasta casi los dos años (el resto del organismo sigue creciendo hasta los seis años).

Durante este periodo crecen los músculos y los huesos.  Se tiene que revisar el crecimiento según su raza por medio de curvas de desarrollo donde se debe medir cada dos meses: el peso y la alzada y el perímetro toráxico y el diámetro de la caña.

Las experiencias vividas por el potro desde que están en el vientre de la yegua influyen en su comportamiento.  Los estímulos aumentan la capacidad emocional del potro y puede ayudar o no ayudar en el posterior entrenamiento y doma del mismo.

Hoy en día los caballos son más dóciles que antes porque se manejan desde más pequeños y eso hace que sea más fácil la relación hombre-caballo en el proceso de la relación así como en específico en el proceso de doma que tiene como objetivo modificar el comportamiento del potro de forma tal que alcance un nivel deseado de rendimiento.

Para iniciar la doma es fundamental conocer el potencial genético y la conformación física del potro, aunque lo más importante es entablar con él una relación de empatía y respeto que sean las bases de una relación especial hombre-caballo.

 

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